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“El 90% de la
información que se percibe al conducir llega a través de la visión”, afirma Ana Belén Almaida Planes, Presidenta del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de la Región de Murcia. Por eso, las condiciones visuales son
determinantes para la conducción y guardan una estrecha relación con los
accidentes derivados de fallos humanos y distracciones visuales.
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Visitar al óptico-optometrista al menos una vez al año garantiza que
nuestra visión esté en perfecto estado para conducir. Sin embargo, el 46% de
los automovilistas no lo hace.
Murcia, 30 de marzo de
2015- Con la llegada de la semana santa, los días más largos y el comienzo
de unos merecidos días de descanso, se multiplican los desplazamientos en coche
y, como consecuencia, también se pueden incrementar el número de accidentes,
muchos de ellos podrían estar debidos a problemas visuales sin corregir del
propio conductor.
Al igual que comprobamos el estado del
vehículo antes de viajar, debemos hacer lo mismo con nuestra visión, sobre todo
si utilizamos corrección visual y/o superamos los 45 años de edad. Sin embargo,
“el 46% de los automovilistas no revisa
su visión anualmente, aumentando, por
tanto, el riesgo de sufrir accidentes de tráfico. Acudir a revisiones visuales al menos una vez año, en lugar de esperar
a la renovación del permiso de conducción, constituye una medida de prevención
de accidentes”, concluye Ana Belén
Almaida Planes, Presidenta del Colegio
Oficial de Ópticos-Optometristas de la Región de Murcia.
Deslumbramiento, el enemigo en la carretera
Además de los factores de riesgo que más influyen en la calidad de
visión de los conductores, como la edad, el estado psicofísico, las
enfermedades oculares, etc., existen otros factores concurrentes, llamados
externos o ambientales, que inciden de forma directa en la visión
del conductor,
incrementando el riesgo de accidentes de tráfico. Entre ellos destacan la
conducción nocturna, la baja luminosidad por factores atmosféricos y el
deslumbramiento. En este último caso, los haces de luz de los otros vehículos y
la luz natural o radiación solar constituyen las dos principales fuentes de
deslumbramiento al volante.
Ana B. Almaida explica que “una fotoprotección ocular adecuada,
mediante gafas de sol, puede atenuar y evitar los efectos de la radiación, que
se traducen en una serie de riesgos en carretera. Situaciones como conducir con
el sol de frente al anochecer y al atardecer, con los reflejos en el asfalto
mojado o con los destellos de la luz del mediodía sobre el capó de otros
vehículos provoca, en muchos casos, pérdida temporal de visión, incrementando
el riesgo de accidentes de tráfico”. Sin embargo, las estadísticas reflejan que el 12% de los conductores nunca se pone
gafas de sol, el 33% reconoce que solo lo hace en algunas ocasiones y
únicamente el 55% se protege de manera habitual mientras conduce. Una gafa de sol
homologada adquirida en un establecimiento sanitario de óptica bajo el
consejo de un óptico-optometrista, incrementará la sensibilidad al contraste,
reducirá el tiempo de adaptación a cambios bruscos de luz y disminuye los deslumbramientos y todo esto
redundará en una mayor seguridad durante la conducción. Aparte prevendrá,
debido a la protección de las radiaciones ultravioletas dañinas, de patologías
derivadas de largas exposiciones a estas radiaciones. Ana Belén Almaida
recuerda” En caso de necesitar cristales correctores las gafas de sol también
podrán ser graduadas”.
Para la conducción nocturna es aconsejable que los cristales dispongan
de un tratamiento antirreflejante de calidad para evitar los deslumbramientos
debidos a las luces artificiales.
Hoy en día hay muchos usuarios de lentes de contacto. El COORM
aconseja a estos usuarios que cuando vayan a efectuar un viaje largo en el que
tengan que conducir muchas horas lleven consigo la gafa graduada actualizada,
para en el caso de aparición de molestias como sequedad ocular y fatiga, puedan
ponérsela y llevar la visión perfectamente corregida.